Dormir entre castaños en el Valle del Genal no es solo una forma de alojarte: es desconectar de todo sin irte lejos. Si vives en Málaga o estás de paso por la Costa del Sol, basta con conducir una hora y poco hacia el interior para que cambie el paisaje, el ritmo y hasta el aire que respiras. He estado varias veces en diferentes épocas del año, y cada vez salgo con la misma sensación: aquí el tiempo va más lento, los pueblos aún huelen a leña y el silencio pesa lo justo.
El Valle del Genal, en la comarca de la Serranía de Ronda, es uno de los rincones más bonitos y menos conocidos de Andalucía. Está formado por 15 pequeños pueblos blancos repartidos entre cumbres, bosques de alcornoques, castaños y ríos. Si vienes en otoño, los castaños lo tiñen todo de rojo y oro. En primavera, el verde es tan intenso que parece pintado. En verano, la sombra de estos árboles te salva del calor. Y en invierno, el frío seco y las chimeneas encendidas lo hacen perfecto para una escapada con manta.
Cómo es dormir entre castaños
La mayoría de alojamientos rurales en la zona están integrados en pequeñas fincas o casas tradicionales. Yo suelo alojarme cerca de Igualeja o Parauta, donde hay casas rurales rodeadas literalmente por castaños centenarios. Desde la ventana ves las copas de los árboles moverse con el viento y, si es otoño, el suelo está cubierto de hojas secas y erizos de castaña. Algunos alojamientos tienen chimenea, cocina, terraza y lo justo para olvidarte del móvil sin echarlo de menos.
Dormir allí es otra historia. El silencio es casi total, interrumpido solo por algún cencerro a lo lejos o el canto de un mirlo al amanecer. La primera vez que pasé la noche allí en noviembre, me desperté sin saber qué hora era porque no había ni una luz ni un ruido. Al abrir la puerta, un mar de niebla cubría los árboles. Respiré ese aire fresco y húmedo que solo se siente en lugares sin carreteras cerca. No es un turismo de catálogo: es real y con los pies en la tierra.

Alojamientos recomendados
Hay bastantes opciones, pero aquí te dejo tres casas rurales reales donde he estado o tengo buena referencia directa:
- Casa Rural La Encina (Parauta): Muy cuidada, con chimenea, jardín y terraza entre castaños. Tranquilidad absoluta.
- Finca El Chaparral (cerca de Júzcar): Pequeña finca con varias casas, en plena naturaleza. Ideal si vas en familia o en pareja.
- Rincón del Castañar (Igualeja): Un clásico. Casa con vistas al valle, desayuno casero y trato muy cercano.
💡 Consejo: reserva con antelación si planeas ir en octubre o noviembre, que es temporada alta por el espectáculo del “Bosque de Cobre”.
Qué hacer durante tu estancia
Dormir en el Valle del Genal es solo parte de la experiencia. Lo mejor es salir a caminar, perderte un poco y descubrir los pueblos.
1. Rutas entre castaños
Una de las más bonitas es la que une Parauta e Igualeja por senderos forestales. También está la clásica Júzcar – Pujerra – Igualeja, con vistas increíbles y todo bajo el dosel de castaños. En otoño, es como caminar dentro de una pintura.
Lleva calzado cómodo y agua, aunque hay fuentes naturales por el camino.
2. Comer en ventas o bares de pueblo
Lo típico aquí es el plato de los montes, la sopa de tomate, las migas o el revuelto de espárragos. Pero cada pueblo tiene su bar con encanto:
- Bar Restaurante Torricheli (Júzcar): Buena comida, vistas y trato familiar.
- Venta El Tropezón (Igualeja): Perfecta para desayunar pan cateto con manteca colorá y café.
- Bar Ana (Pujerra): No tiene carta: Ana cocina lo que tenga ese día. Y todo está bueno.
3. Visitar pueblos con historia
Algunos de estos pueblos apenas tienen 200 habitantes, pero mantienen una vida tranquila, calles limpias y una arquitectura serrana preciosa. Recomiendo:
- Cartajima: uno de los más altos, con vistas espectaculares.
- Júzcar: conocido como “el pueblo azul” por una campaña de hace años.
- Genalguacil: el más artístico, lleno de esculturas y arte al aire libre.
Pasear por estos pueblos sin prisa, hablar con los vecinos y sentarte en una plaza a ver pasar la tarde vale más que cualquier visita guiada.
Cuándo ir y qué llevar
- Época estrella: octubre-noviembre, por el color de los castaños.
- Primavera: buena alternativa si prefieres flores y menos frío.
- Verano: más tranquilo, con sombra natural y baños en el río.
- Invierno: ideal para chimenea y comidas contundentes.

Qué llevar:
- Ropa de abrigo si vas de octubre a marzo.
- Calzado de senderismo o deportivo.
- Algo de comida o bebida si te alojas en una zona aislada (no hay tiendas en todos los pueblos).
- Linterna por si sales por la noche: muchas calles no están iluminadas.
¿Por qué vale la pena?
Porque es una escapada rural auténtica. Aquí no hay complejos turísticos ni colas. Tampoco espectáculos preparados. Lo que hay es campo, pueblos, aire puro y árboles que cuentan historias. Dormir entre castaños en el Valle del Genal te limpia la cabeza, el cuerpo y el calendario.
Si buscas desconectar, caminar, comer bien y dormir profundo, este rincón de Málaga te lo da sin alardes, pero con verdad.